El niño estaba colgado del árbol con unos binoculares. Las piernas estiradas sobre una rama sosteniendo el peso de todo el cuerpo. Estaba camuflado entre las hojas, divertido en su entretenimiento detectivesco. Cada tanto se descolgaba los binoculares y escupía hacia abajo cuando alguien pasaba. Por lo general estos no se daban cuenta porque lo hacía de forma suave, para que la saliva cayera liviana en el peinado abultado de alguna señora que paseaba su perro miniatura. Ágata llego a la esquina de Soler, a unos metros de la antigua casa de Juan Esteban y buscó con la mirada al pequeño sabandija. Encontró su escondite cuando éste salivó a un pelado que pasaba. El pelado empezó a buscar la causa del escupitajo y al verlo montado sobre una rama tan alta se arrepintió de sus deseos de venganza y volvió a su camino blasfemando en voz baja. Ágata le chisto y el niño se dio cuenta de su presencia, ella le hizo una seña de que lo esperaba a la vuelta.
Se sentaron en el mismo bar de siempre, el niño estaba ansioso por contarle las novedades y casi no la dejaba hablar. Pero ella no podía evitar regañarle por lo del escupitajo, aunque en verdad le había parecido muy divertido.
Niño: Eso le pasa por andar sin sombrero! Los pelados tienen que andar con sombrero, sino es una provocación. Viste el que me mostraste de la foto, hoy vino a la casa y le dio un beso en la boca a la señora esa que esta con el viejo enfermo y después vino un chico, así como vos, de tu edad, y se fue con el señor de la foto a una habitación. Se quedaron como una hora y el chico salió.
Ágata: Un beso…? Estás seguro que es el de la foto que te di?
Niño: Si si, hasta tenía el mismo traje!
Ágata: Cómo el mismo traje?
Niño: Así! Todo negro con una camisa blanca abajo, como el de la foto!
Ágata: Pero que sea negro no quiere decir que sea el mismo! Y el chico ese, cómo era?
Niño: Ese no llevaba traje, era más así nomás y era de pelo castaño.
Ágata: Y qué más? Cuánto medía? Era gordo flaco? Qué más?
Niño: ahhh te gustó!
Ágata: Cómo me va a gustar si no me dijiste nada! Lo único que me decís es que no tenía traje!
Niño: Tenía ojos verdes, era facherito, así, canchero como yo, ni gordo ni flaco… no sé qué más… un poquito más alto que vos.
Ágata: Ojos verdes…
Niño: Viste que te gustó!
Ágata: Y llevaba un pilón de hojas bajo el brazo?
Niño: Si! Cómo sabés? Ya sabés quien es?
Ágata: Si… No… No sabemos todavía, pero quizás…
Niño: Tenes novio?
Ágata: No, porque?
Niño: No querés ser mi novia?
Ágata: Callate! Sos muy chiquito vos para ser mi novio, cuando seas más grande.
Niño: Bueno, pero mirá que te voy a ir a buscar eh!